martes, 29 de abril de 2014

La formulación de hipótesis

Conviene distinguir entre la formulación de hipótesis y la formulación clínica; en relación a ésta última, ya hemos revisado su concepto e importancia en el blog de formulación clínica.

   Ahora abordaremos la formulación de hipótesis, ésta
se refiere al establecimiento de relaciones tentativas entre eventos específicos o conjuntos de eventos de carácter probabilista, sujetas a validación, que permite hacer predicciones sobre el comportamiento de un sujeto. Los autores Castro y Ángel, mencionan que "el proceso de formulación de hipótesis consiste en un conjunto de operaciones inductivas a través de las cuales se infieren relaciones funcionales tentativas entre acontecimientos, relaciones que tienen un valor predictivo sobre el comportamiento futuro" (Castro y Ángel, (1998). pp.9-10).

En el trabajo clínico se abordan diferentes tipos de hipótesis:

  1. Hipótesis correlaciónales: se refiere a la observación de situaciones o acontecimientos que suelen ocurrir de manera regular, o sea, que son predecibles. En este caso las variables que están asociadas a una conducta están asociadas o relacionadas entre sí.
  2. Hipótesis causales: En este caso, no sólo se observan regularidades (como en las hipótesis correlaciónales) sino que además se pueden establecer una direccionalidad de la relación. Es decir, cierta variable de comportamiento puede ser la causa de la generación de otras variables. Esto es relativamente fácil de encontrar en acontecimientos recientes del paciente, por ejemplo, depresión tras la muerte  reciente de un familiar. La cosa se complica cuando no hay algún evento reciente que haya causado el problema. Hay que considerar que la mayoría de los problemas (Castro y Ángel, 1998) surgen cuando las causas son distantes en el tiempo o bien, no corresponden a sucesos específicos sino a patrones o relaciones entre eventos. Este tipo de hipótesis tienen una gran complejidad porque hay una tendencia a centrarnos en los eventos cercanos al paciente y de olvidarnos de las circunstancias distantes que han provocado la conducta. Además hay una creencia popular y que desgraciadamente comparten también muchas personas que se dicen ser profesionales de la salud (incluyendo psicólogos) en el sentido de que ante la imposibilidad de hacer hipótesis causales de las variables de la conducta, optan por adjudicar los problemas a algún ente que habita en el cuerpo del paciente. Para plantearnos estas hipótesis causales, necesitamos abracar un abanico amplio en el tiempo del sujeto. "Las causas finales ni son eventos únicos (sino más bien complejas relaciones entre patrones de eventos), ni se tienen que encontrar en el ambiente inmediato, ni mucho menos "encarnarse" dentro del organismo" (Op. cit. Pp. 11-12).
Por último, validar nuestras hipótesis a través de la contrastación empírica, métodos estadísticos correlaciónales o diseños experimentales, por mencionar algunos, repercutirán favorablemente en nuestro trabajo como clínicos para poder brindar con ello una intervención adecuada en cada caso particular. Cabe resaltar así mismo, que a cada tipo de hipótesis, ya sea correlacional o causal, le corresponderá un tipo de validación.

La formulación clínica conductual

Iniciaremos definiendo lo que dentro del proceso terapéutico se denomina Formulación clínica.
Como psicólogos clínicos y terapeutas, llegarán a nosotros(as) personas que desean recibir apoyo. Nuestra primera labor será poner orden al discurso del cliente; así, nosotros necesitamos brindarle bases a fin de poder diseñar un tratamiento o un programa de intervención con el fin de mejorar las condiciones de vida del cliente. Una dificultad que se presenta con frecuencia es el hecho  de que la mayoría de clientes presentan diversos comportamientos-problema y objetivos de tratamiento. Por ejemplo una persona que experimenta episodios depresivos, consumo excesivo de alcohol y conflictos de pareja ¿Dónde debe centrar su intervención el clínico?  La elección del foco principal del tratamiento depende en gran parte de la importancia relativa que se adjudique a cada problema y de la postura teórica que tenga el clínico. ¿Por dónde se debería empezar a trabajar? ¿Cuáles serían las conductas subyacentes a la conducta causal? Podría pensarse que un cuadro depresivo lleva al consumo del alcohol y esto a su vez trae problemas de pareja. O por el contrario, un conflicto conyugal conlleva un estado depresivo y esto puede provocar consumo exagerado de alcohol.
Es aquí donde entra la formulación clínica pues implica generar un modelo causal dentro del cual se enmarquen y se interrelacionen las distintas hipótesis. 
"Por eso es esencial que el clínico obtenga medidas de los problemas, de sus interrelaciones y de los objetivos del tratamiento que tengan adecuadas propiedades psicométricas como para resultar idóneos para el cliente. La evaluación conductual es un enfoque científico que hace hincapié en el uso de varios métodos de evaluación, en la obtención de medidas con garantías psicométricas sólidas y adecuadas, en la medición realizada en distintas situaciones, contextos y momentos y en la observación directa del comportamiento" (Haynes, Godoy et al., 2011; Haynes, O'Brien et al., 2011).

Se entiende por formulación clínica del caso a "un conjunto integrado de hipótesis y juicios clínicos acerca de las relaciones funcionales entre los comportamientos-problema u objetivos de tratamiento y sus variables causales. En este sentido, la formulación clínica del caso juega un papel primordial en la comprensión de los problemas del cliente y en la derivación de los tratamientos posibles" (Godoy y Haynes, 2011).
Por su parte, Castro y Ángel (1998), mencionan que la formulación clínica "se remite al problema fundamental de la ciencia del comportamiento, es decir, al de la causalidad" (Pp.4).
Implica que, como clínicos, pensemos de manera científica: ¿Cuáles son las variables que determinan la conducta?  ¿Cuál es la metodología a seguir para un caso determinado? ¿Cómo puedo medir las variables para otorgar al trabajo clínico una validez y confiabilidad? ¿Qué procedimiento(s) son los adecuados? ¿Cómo puedo comprobar la hipótesis y saber si la intervención ha sido eficiente?




El modelo teórico en el proceso terapéutico

  Como clínicos necesitamos basar nuestro trabajo dentro de un modelo teórico validado científicamente ¿A qué se debe? Si partimos de que la psicología es una ciencia, nuestro trabajo debe estar sustentado con bases metodológicamente científicas, pero además deben cumplirse otros requisitos. Castro y Ángel (1998) señalan que, "aunque el modelo teórico constituye una fuente importante de hipótesis para la formulación, hay que tener en cuenta que es necesario que se cumplan los criterios de validez de la teoría y que, aún en el caso de que la teoría sea válida, ésta debe acomodarse a los hechos y no los hechos a la teoría". (Pp.8).

Lo antes señalado significa que un tipo particular de tratamiento que pudiera recibir un paciente depende fundamentalmente del enfoque teórico del terapeuta. Ejemplo: un paciente que padece de depresión, si acude a un clínico con enfoque cognitivo-conductual, éste hará una intervención de reestructuración cognitiva. Y si por el contrario, acude a un psiquiatra con enfoque biológica, éste recetará antidepresivos o tratamientos biológicos; pero si acude a un psicoanalista, el profesional enfocará la terapia a la etapa de la niñez para encontrar las causas de la depresión.

De este modo el modelo teórico científico es la brújula que guiará nuestro trabajo terapéutico. Y la formulación clínica es el tipo de barco en que navegamos.

Hemos creado este sitio a partir de la experiencia formativa del módulo de Psicología teórica III, coordinado por el Mtro. Gustavo Montalvo Martí­nez, catedrático de la Facultad de Psicología SUAyED, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Esperamos que este sitio sea de utilidad para revisar los diferentes conceptos que aquí te presentamos de una manera amena y sencilla.

Recibe un saludo.



Julia Griselda Becerril Serrano y
María Teresa González Osorio